Entonces te diste vuelta; y supuse que esa iba a ser la última vez que te iba a ver. Quería recordarlo todo tal cual había sido. “Y si el tiempo pasa y nuestros rumbos nos vuelven a unir; voy a saludarte con una sonrisa; recodando que fuiste lo mejor” fueron las últimas palabras que me dijiste antes de marcharte; tu beso en la frente me indicó que ya era tiempo de marchar. Mirarte a los ojos me resultaba imposible. Te fuiste; te estabas yendo;  nunca más iba a verte; sentíaque el mundo se me caía a pedazos.  Y entonces; comprendí, podía vivir torturada en tu memoria o podía recordarte como algo único. Ambos sabíamos que por más de que el mundo girara una y otra vez; nuestros ojos no se iban a volver a mirar. Hundirme en una mentira; no era mi idea; creer en algo imposible; tampoco. Acepte, entendí y comprendí que en la vida nada es para siempre;  sabia que nunca te iba a olvidar, pero que todo se supera y que mi vida debía seguir.